“Las pequeñas cosas son las que mueven la vida de una persona.”
Francesc Sáinz Bermejo
Esta frase de un gran profesional y persona, me acompaña desde hace mucho, frase que surgió a la luz a raíz de la presentación de su libro, Sentir y pensar con Serrat, de la Editorial Milenio.
Las maravillosas pequeñas cosas, concretas, a veces tan minúsculas que cuesta encontrarles nombre propio. Cuando no podemos nombrarlas nos centramos más en las sensaciones y emociones que nos remueven y cómo nos hacen sentir. Esas pequeñas cosas que van más allá de la razón, y nos hacen “bajar” al cuerpo, para sentir en lugares localizados: en la barriga, en la sonrisa, en el corazón… Y que gracias a todo ese movimiento se fijan en nuestro cerebro, en nuestra memoria como instantes destacables.
El otro día os proponía un espacio en vuestra agenda para “no hacer”. Un espacio propio es de necesidad igual que los espacios compartidos, juntarse con amigas, reírse sin razón.
Los beneficios en la salud de estas acciones son enormes emocionalmente, tanto como los beneficios de habitar el aquí y el ahora. Juntarse con personas que te dejan viajar, que te ayudan a moverte y a sostenerte en el presente: vuela, viaja, fantasea pero sobretodo regresa.
Ayer tuve uno de esos momentos, placenteros donde los haya, en el que compartir risas e historias se torna un placer compartido. Tenía otro artículo pensado para el día de hoy, pero a veces a pesar de tener trazada una dirección, que dicho sea de paso me tranquiliza, me permito vivir y latir el momento.
En las sesiones siempre recalco a padres y niños que “fotografíen” mentalmente el momento compartido. Que no desvíen la atención a lo sucedido trasladándose a las expectativas, al futuro. Vivir y sentir el instante PRESENTE, ayuda a trazar una historia, una evolución más consciente.
En la atención en adultos, sobretodo cuando hablamos de dificultades o patologías de voz, ayuda muchísimo la consciencia del presente, la propiocepción del propio cuerpo, y ya no sólo por movimientos y tensiones desajustadas. Sino porque todos ellos tienen respuesta a hábitos adquiridos, principalmente anclados en emociones vividas. Ser conscientes de “esas pequeñas cosas” ayuda a dar pasos adelante, a poder poner nombre, y sobretodo a tomar conciencia e identificar el momento en que las tensiones trabajadas se desajustan.
Una de las dificultades con que me encuentro, es tomar esa consciencia. Es cierto que se trabajan a través de diferentes técnicas, no todo el mundo se relaja de la misma manera. La relajación como veis, es una parte importante en la terapia de voz, pero no la única. Hablo de ella, siempre a modo de prevención. Pero para el desarrollo y mantenimiento de nuestro aparato vocal, no vale sólo con ir relajados por la vida.
Cierto es también, que lo que es de intervención y competencia son aquellos músculos implicados en la fonación y el habla. No se persigue una relajación total, sino una relajación activa, consciente de la propiocepción principal de la musculatura y órganos implicados. Mi trayectoria profesional me ha ido poniendo delante adultos con disfonía la mayoría causada por hiperfunción, con tonos musculares altos e incipientes contracturas; es obvio que una relajación total sin la manipulación que podría realizar un masajista, o a través del agotamiento muscular que provocaría el ejercicio (moderado) resulta muy difícil. Se emplean por norma general diferentes técnicas en función de la necesidad y camino de cada uno, para llevar a ese adulto a un estado como he dicho antes de relajación activa.
El objetivo, es una producción vocal equilibrada, tratando de mostrar y potenciar la habilidad innata para dosificar el esfuerzo muscular en función de la intensidad y la frecuencia que deseemos emitir. Es un juego de equilibrio y balances, que a todo logopeda apasionado le encanta.
Así de sencillo suena ¿verdad? Ahora, ¿por qué hay tantas personas que no son capaces de lograr ese equilibrio que resulta innato? Pues, existen varios motivos, en una persona sana los hábitos adquiridos se transfieren por el cúmulo de situaciones vividas en desequilibrio de esos balances. O lo que es lo mismo, niveles de estrés o tensión sostenida, de origen emocional o psíquico.
La voz, tal y como yo la entiendo es el reflejo de la personalidad de todo individuo, y ésta puede ir variando como he comentado antes por las vivencias experimentadas en el propio cuerpo. Así que mientras no seamos conscientes de esas pequeñas cosas que nos distancian de la salud, no seamos conscientes del estado de nuestro cuerpo y nuestra emoción mientras experimentamos situaciones diversas, iremos adquiriendo hábitos distanciándonos poco a poco de la salud.
Mi intención en este artículo no es compartir herramientas propias de la logopedia, si estáis interesados, puedo redactar un artículo más específico para ello. Por ahora, me doy cuenta que mi cuerpo y emoción me piden crear conciencia, devolveros salud, y sobretodo que el foco que le ponéis a vuestro trabajo, a vuestra casa, recaiga también sobre vosotros y todo aquello que os hace felices.
Este pasado curso, se programó un precioso taller, “Acaricia y mima” que podéis encontrar en el apartado de proyectos de la web. David es Quiromasajista, con una habilidad innata en detectar aquellos focos donde se acumula tensión, es capaz mediante la continuidad de movimientos y el clima creado dar paso a experimentar la propiocepción mientras sus manos tienen una conversación con tus músculos, además de esa calidad humana que sabe respetar el silencio y el diálogo. Pensaba anunciarlo más adelante, pero como os he dicho al principio me permito vivir y latir el momento, y el de hoy da lugar a anunciaros que en breve tendréis más noticias de él. Estamos tratando de preparar algo bonito, algo dulce y vivencial para repartir salud y mimo.
De nuevo, un abrazo, y gracias por estar aquí.
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