Y construir los principios básicos de una buena relación comunicativa.
Sin duda éste es un periodo difícil.
Aunque seguramente si con tan sólo 4 meses has de dejar a tu bebé para iniciar de nuevo el mundo laboral, tu adjetivo sería otro. Sobretodo si lo que sientes es el cuánto te gustaría quedarte junto a tu bebé, justo cuando apenas despertaba vuestro vínculo de otra manera, o cuando empezabáis a afianzar aquellas cosas que conocéis, tu bebé de ti y tú de él o ella.
Éste es un periodo difícil, y no hago más que repetir el mismo mensaje con toda mamá que acude a consulta cuando el periodo de adaptación escolar resulta difícil, en ambos sentidos. Cuando quien regresa al trabajo no es la misma persona, aún cuando tu bebé, tu peque, está en las mejores manos y se siente confiado con la separación.
Sin duda, es un periodo que cuidar, donde dejarse sostener como madre es lo mejor que puedes hacer para encontrarle sentido a esta nueva rutina, a esta rueda de madre, mujer y trabajadora. Y el artículo de hoy va dedicado a vuestra díada, para acompañarte en sostenerla, para ayudarte a gestionarla.
Toda adaptación, todo cambio requiere de un acompañamiento consciente si deseamos hacerlo de forma respetuosa. Donde la comprensión, la implicación gradual de la experiencia y la confianza cobra su sentido más amplio y diverso. Donde el sostén es lo que nutre nuestra capacidad y nuestra fuerza para seguir acompañando desde el amor y desde el respeto.
Si eres profesional, que trabaja con la infancia, puede que pueda resultarte útil también para abordar desde el cómo acompañar. Porque no sólo es necesario, sino porque como profesionales sensibles, dedicados a este gran periodo, nos sentimos desprovistos de información o de formas de gestión de emociones que brotan de forma tan intensa, que sacuden incluso nuestros pilares profesionales. Te dejo con el audio, por si te es más sencillo escuchar que leer.
El primer concepto que creo necesario dejar claro es el considerar a todo bebé, todo peque, como la persona que es. Con sus capacidades, con sus sentires y con sus formas de expresión propia y compartida. Teniendo presente que es clave valorar la globalidad de toda persona.
Te comparto tres acciones bien sencillas para nutrir la díada, y que como te decía en un inicio sirven también para sentar las bases, como principios básicos que son, de una buena relación comunicativa: Anticipar, Escuchar, Dialogar.
1.Anticipar.
Con este acto damos valor a su escucha, pero también a su expresión ante un suceso o acción. Bien sea que vamos a ir a un lugar, sea que ofrecemos nuestros brazos o escucha, sea que vamos a enfocar un tema u otro con el que compartir. Ubicar el contexto, es increíblemente revelador para una mejor comprensión del lenguaje.
2. Escucha.
Procura escuchar con todos los sentidos su reacción, su manifestación o aquello que sientes que pueda estar sucediendo. De forma que pases al siguiente punto, el del diálogo. Porque sin escucha no hay continuidad de relación, ni tampoco invita a manifestar o expresar lo que verdaderamente se siente. Ésta no es una acción que suceda de un día para el otro (la de expresar), pero estáis sentando las bases para que pueda fluir y darse, sea como sea que se realice.
3.Diálogo.
Bien sea a través de gestos, palabras, incluso el tacto… el diálogo se da entre dos cuerpos, dos personas que se escuchan y desean ser escuchadas. Haz de ese diálogo un momento eficaz para conectar: mensaje (aquello que deseas comunicar), sentir (aquello que transmites), abertura entender su posición.
Y si lo que en estos momentos resuena en tu cabeza, es “vale Sandra sí, pero no tengo más opción que ir sí o sí, dejarl@ sí o sí” Te diría que los puntos anteriores no son para cambiar vuestra realidad sino para acompañar a tu pequeñ@ y a ti misma a comprender y aceptar aquello que puedes cambiar y lo que no.
Que si no sientes que el lugar sea el indicado te des el tiempo y la oportunidad de buscar alternativas. Que si te resulta más difícil a ti la gestión ante la separación, quizás necesites más información de cómo lo están acompañando cuando tu no estás, en definitiva puede faltar confianza. Y que si a pesar de sentir que es el lugar, el momento correcto (por edad/etapa de tu pequeñ@), a pesar de que exista confianza ese momento de marchar sientes que duele, quizás lo que necesites es revisar y sanar aquellos momentos que has vivido como separación desde tu infancia, hasta la actualidad. Porque puede que ese sentir te esté brindando la oportunidad de sanar desde la consciencia. Por algo siempre digo que nuestros peques son grandes maestros. Porque no sólo nos enseñan a mirar el mundo desde sus ojos y su sentir, sino que con su forma de transitar los sucesos nos dan la oportunidad de revisar y sanar aquellos que creíamos incluso olvidados en nosotras.
Nutrir vuestra díada se hace a través de las vivencias compartidas. Y cuando existen separaciones tememos que se rompa o se transforme ese vínculo, tu peque también tiene esa sensació, sobretodo cuando no se han vivido experiencias de separación. Y la mejor forma de transitar esas separaciones es gracias a ofrecerle grandes encuentros: con tu mirada, con tu cuerpo, con tu escucha. La infancia necesita construir su identidad, y esta se crece de forma saludable cuando se sienten escuchados y pueden realmente ser quienes son, en compañía de aquellas personas que le dan valor a su existencia.
Bueno, siento que este artículo me ha quedado muy reflexivo. Como tú, creo, siento que hay muchas cosas a nivel social y cultural entorno a la infancia que deberían cambiar. Y digo como tu, porque aunque no nos conocemos personalmente, si estás aquí escuchándome, leyendo el artículo, buscando información y preocupándote por cómo acompañar mejor a tu pequeño, es porque sientes el gran valor que tiene vuestra díada como mamá, o como papá, que se detienen en conocer e informarse en construir una mirada respetuosa hacia la infancia.
Aprovecho y te informo que estoy preparando una charla para acercarte a conocer, y acompañarte en el proceso de separación y gestión de la ausencia.Con información y recursos para poder entender ese momento, cuando las palabras no llegan. Sea porque tu pequeño tenga alguna dificultad en su lenguaje o comunicación, sea porque aún es complicado que llegue a la comprensión a través de él. O quizás porque todavía no es su principal medio de expresión y comprensión.
Y por último te recuerdo, que lo estás haciendo lo mejor que puedes, que destierres la exigencia, y des valor a cada paso sea grande o pequeño. Que le des valor al tiempo compartido. Y que eres humana mamá, eres humano papá. Sentir que deseas o debes cuidar las emociones, enfocarte en comprender cómo acercar a tu peque al mundo de una forma más amable, te honra. Más allá de si las cosas hoy no salen como esperas, o el tiempo que tardéis en llegar a ese camino. Te abrazo.
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