Menú semanal de lenguaje y emoción.

Hace un par de años perdí nuevamente a una persona importante en mi vida, mi yaya materna, gran mujer que supo mantenerse activa en el mundo hasta el final.

 

Ante sus ojos había contemplado momentos históricos, era historia viva y en movimiento; y sí, hasta el último momento no dejó de estar presente y activa en ella, leyendo libros, el periódico y revistas, utilizando su móvil, sorprendiéndose de tremendos cambios en las personas cada vez que subía al metro o al autobús, leyendo recetas, tratando de acordarse para cocinarlas, tomando nota de las recetas de Arguiñano y su hermana, repasando viejas fotografías, recordando historias de niñez y juventud como si hubieran pasado ayer con el mismo entusiasmo, conversando con sus amigos o los hijos de ellos por teléfono, y en la medida de lo posible cosiendo, paseando o saliendo al sol a cargarse las pilas naturales que decía ella.

 

Fue capaz de asimilar la pérdida de familiares y amigos, mejor que nadie. Observarla ha sido un gran placer y aprendí de ella grandes cosas sobre las relaciones y el asumir que la vida pasa y no por eso hay que dejar de disfrutarla.

 

El menú semanal es una herramienta que utilizo desde que mi yaya dejó de estar entre nosotros. Ella no lo llamaba así, sino que al hablar conmigo ella hacía el repaso de ese menú para mantenerse actiVIva. Personalmente también hago a posteriori el repaso, pero creo que es algo vital tener claro que estas acciones te ayudan a ESTAR y SER.

 

Me confieso workaholica, y estúpidamente orgullosa de ello y digo estúpidamente porque me pierdo grandes cosas inmersa en el trabajo, aún así me ayuda a emprender un montón de cosas a llevar a cabo objetivos y sobretodo a aprender un montón. Todo lo que hago, todo lo que leo, prácticamente todo lo que toco es para alimentar esa parte tan viva en la que se confunde lo personal con lo profesional.

 

Habito generalmente en el estado mental donde trazo un sinfín de planes, y por fortuna con una buena organización los bajo al plano del cuerpo, a la acción, a la actuación, pero me cuesta no flotar ahí arriba. Necesito ese plano y después pasar a la acción, a la comprobación, a establecer un sistema que me haga mucho más sencillo y más cómodo llevar a la práctica aquello que ideo.

 

Así que tras fallecer mi yaya, hago el ejercicio de repasar todas aquellas acciones que me han llevado al lado contrario, al estado físico, al estado de mente en blanco, al estado de construcción y al estado de satisfacción personal en todos los planos. Y en base a eso, éste es el menú semanal que os propongo:

 

Lunes: LABORAL, CON UN TOQUE DULCE.

Disponte a iniciar la semana poniendo en marcha las relaciones laborales, ponte en contacto con alguien por trabajo con el que además te sientas a gusto hablando, mejor si es por la mañana.

Date ese gusto dulce, de compartir desde el respeto, la calma que provoca el lunes y actívate para sumergirte en tu mundo laboral.

 

Martes: SABOR SALADO. CALENTANDO MOTORES

Llama a alguien que te importe por teléfono, escucha, interésate cómo está, habla como si estuviera ahí mismo contigo tomándose un café o una cerveza. Aunque si puedes conseguir el momento presencial, no lo dudes!!! Dale vidilla a tus recuerdos para accionarte en tu presente. Formas parte de quien fuiste y aunque a veces el día a día nos despiste, nuestra historia es bien bonita y divertida, merece que la recuerdes sonriendo y agradeciendo la posibilidad de avanzar con cada paso.

 

Miércoles: BOCADITOS ÁCIDOS PARA EL ALMA.

Contacta con una persona con quien tengas ganas de relacionarte personalmente, que te aporte ese alimento espiritual de pensar y filosofar sobre la vida; o bien alguien que hace días que no ves y te ayude a conectar con ese plano. (En expresiones de mi yaya sería un sinfín de expresiones seguidas de un “como están los tiempos verdad chiqueta” mi yaya era Aragonesa de pro). Hazlo de forma presencial, desconecta de tus deberes y conversa sobre cómo te sientes, cómo llevas la semana. Elegir un día entre semana para eso es un lujo, si es de forma presencial merece la pena organizarse, sino hazlo por teléfono.

 

Jueves: EL SABOR AMARGO TAMBIÉN GUSTA.

Contacta con los clientes, trabajadores o compañeros de tu empresa, conversa sobre la semana, dedícate a preocuparte qué sienten. Atiéndelos, lleva las relaciones a otro plano siempre desde donde te sientas cómodo, comparte que a parte de profesional eres persona, a veces resulta difícil para la emoción cambiar de plano (que no de rol), mostrar un bocadito de ti tras ese muro que llevamos tan grande que es el de las relaciones sociales formales. Es más que saludable.

 

Viernes: LA VIDA CON PICANTE, SABE MÁS INTENSA.

Relaciónate con todo el mundo, con quien sea, conversa con un desconocido, en la cola del pan, o del supermercado. San Viernes tiene un efecto especial en las relaciones y es que todo el mundo desea celebrar que es un día de pocos compromisos, y la semana laboral nos dará el merecido descanso.

 

Sábado: REFRESCA TU ACTIVIDAD FÍSICA.

Yo, si no trabajo trato de levantarme temprano para dejar las tareas listas de ropa, y cosas de la casa recogidas para empezar el día como nuevo. Atiendo aquellas cosas manuales de la casa: ropa, planchar, para que poco a poco se vayan aunando con lo que me pide el cuerpo como practicar estiramientos (los más cool practicáis yoga, yo aún considero que lo que hago son estiramientos o yoga rudimentario, estoy en proceso…) o salir a pasear, busco alguna manualidad que hacer como pintar, recoger hierbas de macetas o jardín, plantar, etc.; siempre, siempre siempre sin tecnología, y si puedo, al aire libre.

 

Domingo: LA CALIDEZ DE SENTIRSE.

Dieta exclusiva de televisión y wifi, y NO WORK. A veces es difícil, pero trato de ponerlo en práctica, si no logro realizarlo reflexiono cómo estoy y por qué he necesitado cambiarlo, eso sí, trato de compensarlo con otro día la siguiente semana, no acumulable. Sólo atiendo el presente, la realidad, lo que me apetece, y desde que he sido mama es mucho más sencillo, se trata de lo que le apetece al peque. Levantarse juntos, y seguir el ritmo que el cuerpo te marque durante el día.

 

Liberas tu emoción del corsé de las obligaciones, conectas con el aquí y el ahora. Tu lenguaje y tu verbo se flexiona en presente; porque recuerda, si no vives en el presente dejas de ESTAR y SER.

 

Sigue el menú, trata de hacerlo un ratito al día. Escribe cómo te sientes cada día o al menos cómo te has sentido esa semana, al principio cuesta, pero poco a poco verás que las palabras fluyen, no hace falta que seas muy extenso si no lo deseas, déjate sentir y suelta una frase, aunque te suene obvia, pero refléjala, mantenla ahí, y revísala de cuando en cuando a lo largo del mes. Cuando tengas un montón verás que hay patrones que se repiten (somos cíclicos, algo que se reactivó en mí tras las palabras de la bella y sabia Erika Irusta de Camino Rubí), eso también te ayudará a tomar perspectiva y a alimentar tu menú de forma sana, cómo te notas, qué echas de menos, qué necesitas, ¿lo tienes?… pues planifícalo en tu agenda!!!! Date el gusto de mimarte, para mi el fin de semana una vez al trimestre planifico un capricho: ropa, delicatessen para comer o bien un masaje, son superalimentos!!!

 

Motivo por el que hago este menú, porque a parte de ayudarme a comunicarme con mi cuerpo, ese que habito y descuido a partes iguales, me ayuda a centrarme en hábitos y rutinas para prevenir justamente la sensación de vacío cuando llegue el NO-HACER.

 

En vacaciones siempre me dedico a hacer, pero desconecto una o dos semanas a marchas forzadas para vivir el presente, duele hasta apartar los proyectos, duele no repasar o hacer balance. Duele vivir el presente. Así que como he dicho antes, desde que soy mamá, cuando tengo esos momentos de dolor o confusión, me dedico a observar qué hace mi pequeño, cómo demanda o cómo busca lo que como humanos buscamos de forma primaria: la autosatisfacción, las necesidades que tiene como salir a fuera, relacionarse con la naturaleza, observar pequeños detalles, descansar embobado ante el cielo, cuando aparece un cambio: sol, nubes, viento, la noche, las estrellas, señalar, nombrar; o bien representar lo que ha vivido, jugando, dibujando, hablando por los codos (a su manera). Busca relacionarse con otros, para aprender de ellos, se fija en lo que hacen, trata de ponerlo en práctica, se ríe, se enfada, pero sobretodo VIVE!!!!

 

Actívate en el presente, toma nota de tu menú semanal de lenguaje y emoción, y sobretodo hazte consciente y conduce tus acciones a vivir en el aquí y el ahora. Feliz día!!!

 

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